Al final de la inmersión del pasado sábado, uno de mis compañeros empezó a hacer señales con la linterna. Creyendo que nos indicaba donde estaba el ancla para iniciar el ascenso, fui a acercarme para darle el OK y nos señaló a este pez, que es bastante difícil de ver, con lo que la sorpresa fue mayúscula.
El nombre proviene del mito religioso que cuenta que San Pedro pescando dejó impresas sus huellas dactilares en los laterales del pez, al cual dejó escapar, explicando así el origen de las manchas tan notorias que tiene a los lados del cuerpo. La Evolución, más prosaica, ha determinado que sea una ventaja esas manchas, ya que muchos enemigos las toman como sus ojos, quedando desconcertados cuando comprueban que son más duros que lo esperado y permitiendo al San Pedro huir.
De hecho estuvo muy confiado pues pasó un rato dejándose sacar fotos. Aquí abajo se ve la aleta dorsal ligeramente replegada para iniciar la huida, cosa que hizo muy rápido.
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