Cuando se hace un estudio de campo sobre una determinada especie no se encuentran ejemplares, sino rastros de su actividad. Con respecto a esto, una de las cosas que he aprendido hace poco es que las ardillas, si se ven amenazadas, pueden desprenderse de su cola. Y lo he aprendido a través de un cuaderno ambiental de los editados por la concejalía de medio ambiente del Ayuntamiento de Motril que, precisamente, tratan los rastros de mamíferos. En la imagen se aprecia la que me encontré estas navidades en el Conjuro.
Pero el rastro más abundante que podemos encontrar de las ardillas es los restos de piñas que comen. Aquí abajo vemos que dejan como filamentos o tirillas, pues lo que hacen es que tiran de las escamas en vez de cortarlas. Estos restos son muy frecuentes bajo los pinos de toda nuestra comarca.
Para comparar aquí abajo se ve la piña trabajada por un ratón. No se ven los filamentos de aquí arriba en los bordes de las escamas (bordes rectos). Otra diferencia es que las ardillas empiezan de abajo a arriba: se comen todos los piñones. Los ratones de campo se dejan los piñones de abajo pues su escamas son más duras y no pueden cortarlas.
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