lunes, 3 de diciembre de 2018
Periclimenes scriptus
Hace tiempo traje un pequeño cangrejo que vivia al amparo de los tentáculos de una anémona. Hoy es otro crustáceo, en este caso una gamba, que además de la protección de la anémona cuenta con otra defensa: es totalmente transparente. Por cierto, la anémona de hoy es la anémona de mar dorada.
Es, pues un caso especial de comensalismo llamada inquilinismo, en la que una especie vive "alojada" en otra, sin causarle ningún perjuicio aparente. Este inquilinismo de las anémonas se da también con los peces, como en el caso del raposo.
Para ver a la gamba hay que fijarse en el tentáculo en el que está escrito la dirección del blog: está justo encima de las tres "www". De todas formas hago un recorte para que se aprecie mejor (para aún mayor facilidad pongo la flecha roja):
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