sábado, 25 de octubre de 2014

Lombriz de tierra (Lumbricus terrestris)


Desde pequeños nos han contado en clase de ciencias los beneficios de este animal para el suelo, ya que con sus galerías airea las raíces. El mismísimo Darwin hizo ya un cálculo de la cantidad inmensa de tierra que puede mover este gusano que, como todo el mundo sabe, va tragando esta tierra y se va quedando sólo con la materia orgánica en descomposición.

Lo curioso de las lombices es que son hermafroditas pero no se autofecundan. Cuando se aparean dos ejemplares se intercambian esperma que almacenan para posteriormente fecundar los óvulos. Otra curiosidad es que respiran por la piel, que deben tener permanentemente mojada y por eso sólo se encuentran en los suelos húmedos, como en los parques o zonas de umbría.

Su cuerpo está organizado en anillos (de ahí lo de "anélidos") y es el patrón sobre el cual evolucionan la mayoría de los animales. Dentro de los anélidos se incluyen en los oligoquetos, parientes de los poliquetos marinos, de los cuales algunos han salido en el blog (pincha aquí).

Aquí un detalle de su extremo anterior, más afilado:


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