Fijaros en los apéndices que acaban en una punta blanca. Pues bien, aquí acumula las cápsulas urticantes de los corales de los que se alimentan (que son idénticas a las cápsulas urticantes de las medusas). Así, si un pez muerde los apéndices estas cápsulas se "dispararían" en la boca, cosa que no hará una segunda vez, seguro.
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